En el segundo aniversario de la firma por parte del presidente estadounidense Joe Biden de la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley CHIPS and Science, estas políticas dise?adas para impulsar la reindustrialización de Estados Unidos enfrentan desafíos severos. Una investigación reciente del Financial Times revela que el avance inicial de estas leyes no ha sido el esperado; numerosos megaproyectos previstos han sufrido retrasos o incluso quedado paralizados. Los datos muestran que, entre los proyectos anunciados con un costo superior a los 100 millones de dólares, cerca del 40 % presenta atrasos o está suspendido, lo que ha frustrado el ambicioso plan de “relocalización de la manufactura en Estados Unidos”.
Las leyes emblemáticas, la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley CHIPS y Ciencia, buscan estimular el desarrollo de tecnologías de energía limpia y semiconductores en Estados Unidos mediante más de 400 mil millones de dólares en reducciones fiscales, préstamos y subsidios. La introducción de estas políticas marca la determinación del gobierno de Biden de revitalizar la manufactura estadounidense y trata de recuperar el liderazgo manufacturero de Estados Unidos en el contexto de la reestructuración de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, a pesar de que estas leyes ofrecen un apoyo financiero considerable a las empresas, su implementación en la práctica enfrenta numerosos desafíos.
Según los informes, hay 114 megaproyectos de más de mil millones de dólares relacionados con la legislación mencionada, con una inversión total de 227.9 mil millones de dólares. Sin embargo, alrededor de 84 mil millones de dólares en proyectos ya han sufrido retrasos, cuyos plazos oscilan desde unos meses hasta varios a?os, e incluso algunos han sido suspendidos indefinidamente. Estos aplazamentos no solo han ralentizado el ritmo de la revitalización de la manufactura estadounidense, sino que también han expuesto la complejidad que enfrenta la implementación de las políticas.
En casos específicos, algunos proyectos de gran escala ya han anunciado públicamente retrasos. Por ejemplo, la empresa italiana de electricidad ENEL planeaba invertir mil millones de dólares en la construcción en el estado de OklahomaEnergía solarLa fábrica de paneles de batería, la inversión de 2.3 mil millones de dólares de LG Energy Solution en una instalación de almacenamiento de baterías en Arizona y la planta de procesamiento de litio de 1.3 mil millones de dólares de Albemarle en Carolina del Sur, todos estos proyectos han sido retrasados o suspendidos debido al deterioro de las condiciones del mercado, la desaceleración de la demanda y la incertidumbre política. Estas situaciones demuestran que, a pesar de los incentivos financieros proporcionados por el gobierno, la complejidad del entorno de mercado y político sigue influyendo en las decisiones de inversión de las empresas.
Además, hay retrasos en algunos proyectos que aún no se han hecho públicos. Por ejemplo, el fabricante de semiconductores Pallidus tenía previsto trasladar su sede desde Nueva York a Carolina del Sur e invertir 443 millones de dólares en una nueva planta en la zona. Sin embargo, la construcción del proyecto se encuentra actualmente estancada. Una situación similar ocurre con la empresa estadounidense de empaque y pruebas de semiconductores Integra, que el a?o pasado anunció una inversión de 1.800 millones de dólares para construir una fábrica de semiconductores en Bel Aire, Kansas, pero que, debido a la incertidumbre en la financiación gubernamental, el proyecto no ha logrado avanzar.
Las razones que han causado los retrasos en estos proyectos son múltiples. En primer lugar, los cambios en las condiciones del mercado han tenido un impacto directo en la inversión empresarial. Desde el inicio de la pandemia, la incertidumbre económica global se ha incrementado y la demanda del mercado ha sido muy volátil, especialmente en sectores de alta tecnología como la energía limpia y los semiconductores; las fluctuaciones en las expectativas de demanda han llevado a las empresas a adoptar una postura cautelosa ante inversiones a gran escala. En segundo lugar, la proximidad de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024 ha intensificado la incertidumbre regulatoria y la actitud de esperar y ver de las empresas. Los a?os electorales suelen ir acompa?ados de ajustes y cambios en las políticas públicas, lo que hace que las compa?ías sean más prudentes al tomar decisiones, particularmente en proyectos a largo plazo que requieren grandes inversiones iniciales.
Para la administración Biden, esta situación sin duda representa un desafío importante. La relocalización de la manufactura es una parte fundamental de su política económica, destinada a reducir la dependencia de las cadenas de suministro en el extranjero y a crear más empleos locales mediante el fortalecimiento de la manufactura nacional. Sin embargo, la realidad actual muestra la complejidad y las dificultades en la implementación de la política. Cómo enfrentar estos desafíos y garantizar que los proyectos avancen según lo planeado se ha convertido en un problema clave que la administración Biden deberá resolver en el próximo período.
En términos generales, la implementación del plan de reubicación de la manufactura estadounidense se ha enfrentado a numerosos desafíos inesperados; aunque la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley CHIPS and Science brindan un apoyo financiero masivo, las condiciones del mercado, los cambios en la demanda y la incertidumbre política han tenido un impacto negativo en el avance de los proyectos. Para el gobierno de Estados Unidos, encontrar soluciones ante estos desafíos y garantizar los resultados reales de la reubicación manufacturera determinará directamente la competitividad y la dirección del desarrollo económico del país en el futuro.
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